ENTREVISTA A VALENTINA ALAZRAKI II PARTE
Por Rosa María Ordaz
* Para el beato Juan Pablo II, México marcó su vida y la historia, porque en nuestro país despuntaron cambios trascendentales en el ámbito político y religioso, los cuales iniciaron con las semillas de solidaridad en Polonia, éstas abarcaron hasta la caída del movimiento del muro de Berlín y el comunismo. A través de esta entrevista, descubra, como en México floreció uno de los líderes más influyentes del siglo XX el cual hablaba más de 12 idiomas.
Roma, II parte de la entrevista a Valentina Alazraki, galardonada con un sin número de premios. A continuación le nombraré otras distinciones las cuales por cuestiones de espacio omití en la I parte de mi entrevista. Premio a la Mujer “Flama. Vida y Mujer” de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Marzo de 2007, Premio “La Mujer del Año” de la Universidad Popular Autónoma del estado de Puebla. Abril 2007, “Condecoración San Silvestre Papa” 2007. Autora de los libros “En nombre del amor”. Memoria de un hombre santo. Juan Pablo II, viajero de Dios y Juan Pablo II y la Virgen de Guadalupe, “La Luz Eterna de Juan Pablo II”.
R.M. ¿Quién era Valentina para Juan Pablo II?
V.A. Yo creo que para J.P. II Valentina era México, en este sentido, desde la primera vez que lo vi, yo era una joven de 23 años, durante la vigilia y víspera de su viaje a México me pidieron que lo entrevistara, era muy novata pero sabía que los Papas nunca habían dado una entrevista, se lo hice saber a mi jefe el Lic. Zabludovsky, pero él me dijo, – luego me cuentas como resolviste tu problema – .
Joven e inexperta y obviamente con temor de perder el trabajo que acababa de conseguir, pensé que tenía que ingeniármelas de alguna manera para conseguir la entrevista. Nuestro viaje a México era un jueves y el miércoles había audiencia general, entonces a mí lo único que se me ocurrió después de no dormir toda la noche, fue esconderme detrás de unas plantas que estaban a la entrada del aula Paulo VI, con un sombrero de charro. Me oculté ahí con mi camarógrafo, el micrófono y el sombrero. Cuando el Papa llegó y entró en el aula de las audiencias, yo literalmente salí del escondite y me abalancé sobre él. Esa fue la primera vez que él me vio en las circunstancias que te describí. Fue una escena totalmente inusual en los jardines del Vaticano, pues nunca se había visto algo así. Ahí vi dos cosas, primero, el rostro del prefecto de la casa pontificia un Monseñor francés, que me miro espantado por esta escena y dijo, ¡Hasta donde hemos llegado! Afortunadamente me gire hacia J.P.II y vi un rostro sonriente y divertido como si para él, fuera lo más normal del mundo ver a una joven pelirroja, con sombrero, micrófono, medio enrollada en el cable. Percibí que le pareció divertido junto con su predisposición de acercamiento hacia los medios de comunicación. Estoy segura que le resulto gracioso. Si hubiera sido un Papa del estilo de Paulo VI o incluso de Benedicto XVI, pienso que también se hubieran horrorizado. J.P. II ya mostraba una gran apertura a los medios. Me acerque con esa confianza porque vi el rostro de él, esto me dio valor para aproximarme. Le pregunté cuál era su ilusión al ir a México, él me dijo que estaba muy emocionado porque se iba a arrodillar ante la Virgen de Guadalupe. Fueron pocas palabras, pero ya era un logro importante, le di el sombrero, lo agarro y luego le pedí una bendición para todos los mexicanos en víspera de su viaje. Él impartió la bendición frente a la cámara.
Pensé que mis jefes iban a quedar satisfechos con estas palabras, sin embargo me dijeron, mañana lo entrevistas formalmente en el avión, yo les dije, eso es más complicado, él no va a venir a vernos en el avión eso no suele suceder, ellos me dijeron, – tú arréglatelas – . Al día siguiente en el avión había una cabina reservada para la prensa, me instale en los primeros lugares con mi camarógrafo. De pronto el Papa decidió venir a saludarnos, una vez que él entro a la cabina yo nuevamente le acerque mi micrófono, le pregunté sobre México, de nuevo me reiteró lo que ya me había dicho; resalto lo importante que para él era la Virgen de Guadalupe, por el parecido que tenía con la Virgen de Czestochowa que es la patrona de Polonia, y la similitud de ambas en la proximidad de ellas hacia el pueblo en todos los momentos difíciles de la historia. Estos eran puntos firmes de unidad para ambas naciones. Por esta razón él se sentía muy allegado a la Virgen de Guadalupe. Al contestar mi pregunta, empezó a avanzar hacia los demás periodistas, los cuales comenzaron a cuestionar. Fue así como el Papa dio su primera rueda de prensa a diez mil metros de altura y se quedo como una hora y media con nosotros. Era asombroso, él contestaba en el idioma en que le hacían las preguntas.
Pienso que desde el principio para él, yo era México, de hecho cada que me veía en los viajes, me apuntaba con el dedo y decía ¡México! ¡México! Poco a poco conoció mi nombre y me llamaba Valentina. México quedo grabado en su corazón, se enamoro de nuestro país y los mexicanos, porque lo que él vivió ahí no lo vivió en ninguna otra nación.
Como periodista goce de esa impresión y privilegio, un amor a primera vista por parte de los mexicanos y el Papa. Y yo como un puente entre ellos. De esto me di cuenta años más tarde, cuando las personas me agradecían porque les di a conocer el lado humano de Karol Wojtyla. Fue una relación maravillosa porque estaba México de por medio, y por todo lo que represento nuestro país para él. Él me dijo que ahí entendió como sería su misión, un Papa viajero, que se acercaría a la gente. Este viaje le abrió las puertas de Polonia ya que gracias a las relaciones diplomáticas que se dieron con México, el gobierno comunista Polaco que no tenía ninguna intención de invitarlo, se vio obligado a hacerlo. Después de este antecedente, su viaje a Polonia fue clave, porque ahí sembró las semillas de solidaridad, allí comenzaron todos los cambios que se extendieron hasta la caída del movimiento del muro de Berlín, junto con otros cambios trascendentales para la historia. Este fue el significado tan valioso que tuvo para él México, Aquí, podríamos decir despuntó un nuevo siglo y pontificado un el ámbito político.
Valentina para él, era la idea de que toda la gente nuestra, a través de la televisión siempre lo estaba siguiendo.
R.M. Cómo periodista, testigo de la Beatificación y escritora de libros de Juan Pablo II, háblanos de tu impresión personal con relación al Caso Maciel
V.A. Tuve la fortuna de trabajar durante 5 años con el postulador de la beatificación y fui testigo de la misma. Él me facilito toda la información para que yo pudiera escribir mi último libro “La Luz Eterna de Juan Pablo II”. De la reconstrucción del caso que pude hacer, luego de investigar, hablar y escuchar a muchísimas personas dentro y fuera del Vaticano, legionarios, ex legionarios, consagradas, colaboradores de J.P.II, periodistas que han hecho la misma indagación. Llegué a la conclusión de que el Papa fue informado de este asunto, a final de los años 90 y 97. Las acusaciones se enviaron a la Congregación Para la Doctrina de la Fe, desafortunadamente estas no avanzaron y ahí se quedaron algunos años. Muchas personas no creían. Tengo la convicción moral de que cuando se las presentaron al Papa, se las mostraron como una conspiración contra, Maciel y contra la iglesia, esto, porque todos veían lo fecundo y positivo de la “Obra de los Legionarios” y también el propio Juan Pablo. Además Maciel tenía una capacidad de engañar extraordinaria, engaño a millones de personas, a los Legionarios, a sus propios benefactores, al Papa y a gente muy cercana a él, seguramente tuvo muchos cómplices. Esto obviamente hacía dudar de tales acusaciones. Algunos de buena fe no creyeron, después creyeron y no actuaron como debieron hacerlo. Cuando se empieza a hacer una investigación más sería, lamentablemente fue en la última fase de la vida de J.P. II. Por esta razón muchas cosas ya no se le informaban al Papa por su estado de salud. El mismo día que el Cardenal Ratzinger decidió hacer investigaciones más profundas y envía a Monseñor Scicluna a EE.UU. y México para darle seguimiento al caso, ese mismo día murió. J.P. II. No se sabe si Ratzinger hizo las indagaciones con el aval del Papa porque éste ya estaba muy mal, o tal vez sí. Pero Ratzinger con meses de antelación ya había tomado esa decisión. Probablemente J.P. II al final, murió sin saber realmente quien era Maciel. Mi impresión personal es que el Papa fue engañado. Hubo error de credibilidad y de omisión de personas que pudieron haber actuado a tiempo, esos son los responsables y los que deben dar la cara hoy. Esta es mi teoría alrededor de lo que gira en el capítulo del caso Maciel en mi libro.
R.M. Háblanos de tu experiencia relacionada en el declinar físico de J.P. II y que te dejó éste gran Beato
V.A. La última fase de su pontificado fue la que más me marco, el ver como comenzó su calvario y viacrucis físico día tras día. En los años 90 empezó a enfermarse paulatinamente. Primero a temblarle la mano, después el brazo, poco a poco todo el cuerpo, para después transformarse con el paso de los años en una persona invalida. Empezaron a ponerle tronos móviles, sillas de ruedas para desplazarlo de un lugar a otro, lentamente se iba encorvando, perdía su agilidad, ver todo esto día tras día, me marco muchísimo. Porque al principio de su pontificado creía que todos los dones, el carisma y la fuerza se debían a sus virtudes exteriores que veíamos, la juventud. La belleza, la simpatía, el carisma de su comunicación. Pero con el pasar de los años y llegar a perder al final la voz… Asombrosamente al mismo tiempo su fuerza en imagen se iba haciendo cada vez más grande. Entendí que su poder no era exterior sino interior y que estas virtudes sobrenaturales le venían de la fe. Sin esta esperanza inquebrantable no hubiera podido sobrevivir la última etapa de su vida como él la vivió, con una entrega impresionante, soportando todos los sufrimientos físicos y morales. Para un Papa que había sido tan autónomo e independiente y luego depender de todo para hacer todo, no ha de haber sido fácil. Me impacto el ejemplo que nos dio en el sufrimiento, la dignidad que le dio a la vejez, su fortaleza para seguir recorriendo el mundo y su entrega en todo esto.
La última vez que lo ví, fue 3 días antes de que muriera porque era miércoles, recuerdo bien ese día porque había audiencia general, miles de personas de todo el mundo se reunirían ese día para verlo, sin embargo no se imaginaban que Karol se estaba muriendo. El Papa sabía esto y el hizo un esfuerzo sobrehumano para saludar a las personas por la ventana, pero sólo por escasos segundos impartió una media bendición, debido a las sondas de la alimentación, suero, catetes, tubos de la traqueotomía. La gente que estaba en la plaza se quedo muy conmovida y agradecida por el enorme esfuerzo que esto represento para él y valoraron muchísimo como los había tomado en cuenta. Esta es mi última imagen que tengo de él y se quedo imborrable en mí, por su entrega dolorosísima incondicional por la humanidad la iglesia y los feligreses que lo vieron a tres días antes de su muerte.
Los libros de Valentina Alazraki se pueden encontrar en Sanborns y Vips son de editorial Planeta Mayores informes y conferencias relacionadas con el tema rosym95@hotmail.com www.grandezaydignidad.org Rosa María Ordaz You Tube