POR LA VIA DOLOROSA TRISTE DÍA EN JERUSALEN Y PARA EL HOMBRE TAMBIÉN

POR LA VÍA DOLOROSA TRISTE DÍA EN JERUSALÉN Y PARA EL HOMBRE TAMBIÉN

(Por Rosa María Ordaz)

“Nadie me rechaza, calumnia, ofende, traiciona”, es mi ego, el que sufre, yo, no soy mi ego; quiero asemejarme  a la hermosura y hondura de la frase “nadie me quita la vida, yo la doy porque quiero”. «El amor de Jesús, todo lo sana». Trascendamos todo al amor de Dios, este amor es más fuerte que el odio. El amor nos da la Victoria en una enfermedad terminal a nivel espiritual y aún sobre la misma muerte.

Por la vía dolorosa, triste día en Jerusalén, los soldados le abrían paso a Jesús, por la vía dolorosa, que es la vía del dolor, como oveja vino Cristo, Rey y Señor.

Y fue él quien quiso ir por su amor por ti y por mí; por la vía dolorosa al Calvario fue a morir.

El título de mi artículo es el nombre de una profunda reflexión del viacrucis de Jesús, al estilo de un canto, el cual, en forma de metáfora conecta nuestros destinos a la sabiduría oculta en la pasión del Señor.

Describo el significado: “por la vía dolorosa” se traduce por la avenida o por la calle del dolor. ¿Conoce usted? cómo fue este camino para Jesús, donde él cargó la cruz, cayó en 3 ocasiones muerto de sed, sin fuerzas… hasta que él, logró llegar al calvario, lugar donde sería crucificado. Primero: lo invito a leer, escuchar, ver y meditar el viacrucis en You Tube, para que identifique y vincule su vida en sentido simbólico, no solo en el significado del dolor, sino a que descubra; la preciosa riqueza de gloriosas virtudes que se van desarrollando en los viacrucis de nuestras vidas. Estas dignidades son el mayor regalo que vamos confirmando paulatinamente en el corazón, como un tesoro que se nos revela y entrega de alguien que nos amó con amor eterno, para fortalecernos y embellecernos con su dolor, sanar nuestras heridas, restaurar nuestras vidas, liberarnos del odio, devolvernos la salud y juventud perdidas.

Ha escuchado usted decir algunas personas: “fue un calvario conseguir esto”, “mi hijo, es un cristo crucificado”, “estoy pasando por un Getsemaní”; tales expresiones apuntan el nivel de oposición, dolor, desfallecimiento, por el que atraviesan o padecen las personas en determinadas situaciones.

Las deducciones anteriores son inteligentes, se convierten en sabiduría divina al descubrir que para ello murió Jesús en la Cruz, identificamos que nos asemejamos a él, percibimos el acompañamiento de un amigo, hermano, padre, que sufrió más que yo, su ejemplo me da fuerza, esperanza, certeza de asumir con amor y responsabilidad la experiencia doliente.

El hijo de Dios en un momento de su pasión, él, pronuncia: “nadie me quita la vida, yo, la doy porque quiero”. Ahondar la vida y pasión de Cristo, ubicarnos en el escenario de la “via dolorosa” nos orienta a identificarnos con Jesús por medio de las propias vicisitudes.

En lo cotidiano de la vida, recorremos continuamente el trayecto de la vía dolorosa hasta el día de la muerte. En esta vía sufrimos bullyng, rechazo, impotencias, traición, calumnias, injusticias, soledad, enfermedad, abandono, desilusión, etcétera; es lo mismo que vivió y aceptó con amor Jesucristo por nosotros, él, quiso hacer suyo todas estas injurias, deshonras, ingratitudes y más de la humanidad, por la misma humanidad. Lo valioso de esta avenida dolorosa, reitero, son las revelaciones sorprendentes que vamos asimilando en la dureza de la vida.

La empatía de Cristo hacia nosotros, nos ayuda a ser humildes, comprensivos, a perdonar como él nos perdonó; a amar incondicionalmente como él nos enseñó, nos auxilia a sacudirnos el victimismo, a convertir cada ofensa en virtud, a perfeccionarnos, elevarnos con verdadera dignidad, a decir: “nadie me rechaza, calumnia, ofende, traiciona”, es mi ego, el que sufre, yo, no soy mi ego; Dios nos dirige a, asemejarnos a la hermosura y hondura de la frase “nadie me quita la vida, yo la doy porque quiero”. Trascendamos todo al amor, el amor es más fuerte que el odio. El amor nos da la Victoria en una enfermedad terminal y aún sobre la misma muerte. Esta semana santa, unámonos en gratitud al Creador, por amarnos al grado de no escatimar a su amadísimo hijo para solidarizarse con el hombre en la Vía Dolorosa de toda la humanidad.

Por favor compartir las meditaciones de este programa, dar click en el link de abajo. Disfruta la canción por la vía dolorosa, descubriendo la belleza de tu propia cruz.

Mayores informes: www.grandezaydignidad.org,  “You Tube” canal Rosa María Ordaz, You Tube canal Mundo Católico programa, “Testigos de la Verdad” viernes 1:00 pm tiempo del centro de México. Instagram rosa_m_ordaz, Twiter X, @RosaMariao65123, Facebook Rosa María Julia Ordaz, e- mail ordazrosamaria@gmail.com. Spotify Rosa María Ordaz

 

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