(Por Rosa María Ordaz)
De no haberte tenido no te llamaría tanto
De no haberte perdido, no te buscaría tanto
De no haber caído por ti, no te amaría tanto. (Felíx Culpa Helena Ospina)
En memoria de Patricia Neal 1926 – 2010 actriz de Hollywood, ganadora del Oscar en 1964 en un clásico del cine, “Hud”, al lado de Paul Newman. En 1968 Patricia, fue nominada nuevamente al Oscar por la película “Una historia de tres extraños”; obtuvo varios premios más. En 1946 debutó en el cine al lado de Ronald Regan con la película “John Loves Mary”. Alterno en el séptimo arte con actores de la talla de John Wayne y llegó a estar bajo la dirección de los grandes como: Ernest Hemingway, Elia Kazan y John Ford.
Patricia se caso con el escritor Roald Dahl, en 30 años de matrimonio, procrearon 5 hijos, por desgracia un matrimonio acompañado de varias tragedias familiares. En 1944 Patricia, inició un romance con Gary Cooper con quien también protagonizo la película “El Manantial”; el affaire entre ambos, sólo se mantuvo por tres años, debido a que la esposa de Cooper se negó a darle el divorcio y éste, opto por terminar su relación con Patricia. Otra de las causas del rompimiento fueron los duros ataques de la prensa de ese entonces hacia ellos por su romance extramarital. A raíz de la ruptura con Gary, Patricia decidió abortar el hijo de ambos. Su existencia estuvo llena de varias desdichas, por nombrar algunas: la muerte de su primera hija a los siete años por encefalitis, su esposo la abandono por una amante, la mejor amiga de Patricia. Un daño cerebral que sufrió otro de sus hijos a la edad de cuatro meses; terribles depresiones padecidas por el hijo que no nació, sumado a tres infartos cerebrales que padeció Neal, los cuales la dejaron en coma.
La vida de esta Diva quedo marcada por la tragedia más fuerte de su vida, percepción de ella misma, un aborto que se practico para no tener al hijo de Cooper, consecuencia de un agudo resentimiento e impotencia, debido a la gran desilusión y decepción en la que la dejo su amante, al no afrontar con responsabilidad la relación de los dos. En su biografía, se narra toda su trayectoria como mujer, madre, esposa y actriz; aquí, Neal enfatizo constantemente su arrepentimiento por no haber tenido a su hijo. Patricia hablo a la opinión pública, al contexto mediático y del espectáculo, su impresión con relación a este aborto.
- “Si hubiese una sola cosa que pudiese hacer de nuevo, sería tener ese niño”. –
El amor nunca pierde, el amor siempre gana porque en su esencia es verdad y bondad, la bondad redime, purifica y perfecciona al mismo ser humano que destruye esta excelentísima virtud; la vida es amor, inexcusablemente ese amor que Patricia aniquilo en sus entrañas, le ocasiono un vacio manifestado en un sinsentido psicológico y espiritual, que la desarraigo como persona, resultado de haber matado a su hijo. El proceso de catarsis o depuración que experimentó Patricia; la llevo a descubrir: que una vez que rechazó la vida de sus entrañas, violentó y atentó contra su propia vida física y bienestar espiritual, psicológico, emocional.
“Al aniquilar al amor, nos auto – mutilamos nosotros mismos”. Neal, asimila que ese ser que continuamente evocó, su ausencia le recordó; que siempre la perdonó. El más grande de sus errores, la mayor de sus pérdidas, se convertiría en su propia redención espiritual y se transformo en el medio que la condujo gradualmente a una perfección interior y al auto perdón de sí misma.
La sabiduría de este noble tesoro (amor, perdón) siempre nos da la oportunidad, de elevarnos por encima de nuestra miseria humana para extendernos hacia la verdadera plenitud y dignidad por medio del amor.
A raíz de este oscuro episodio, la protagonista de mi artículo aprendió a valorar la parte mística, se reconcilia en toda su dimensión de mujer con el destino, apreció la vida con todo su carácter sagrado y se dedico a restituir lo dañado salvando miles de vidas del gran holocausto del aborto.
Analicemos los versos de introducción de mi artículo, los cuales describiré desde el punto de vista teológico.
“De no haberte tenido, no te llamaría tanto”
Se añora lo que una vez no fue y luego fue, gracias al perdón, al sentido divino que adquiere la vida cuando se le ve con todo su valor inestimable. El hijo que no nació dejo una honda huella y presencia en el corazón de su madre.
“De no haberte perdido no te buscaría tanto”
Te busco en mi alma, te llamo en mis oraciones, te veo en la belleza de mi espíritu, te escudriño en el fulgor de tu amor, te acaricio en la suavidad de tu esencia, me deleito en la dulzura de tu perdón.
Busco, persigo, añoro, lo que purifico mi memoria. Hoy, es bondad, integridad en mi existir, reposo de mi inteligencia, y el cenit culminante de mi trascendencia.
“De no haber caído por ti no te amaría tanto”
Divina caída, divina herida si no hubiera caído, no entendería tanto tu ciencia y sabiduría, estos nuevos sentimientos que ahora me son gloria, porque me resucitaron al amor.
Estimado lector, el amor nunca pierde, el amor es más fuerte que la muerte. Mayores informes conferencias y seminarios relacionados con el tema:
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