(Por Rosa María Ordaz)
Se han escrito un sin número de obras relacionadas a la felicidad, cómo encontrarla, lograrla, mantenerla etc. Diferentes escritores, conferenciantes, conductores de TV, entre ellos una servidora, hemos tratado el tema para orientar a las personas en dónde podemos encontrar la alegría. Sin embargo, quiero reconocer públicamente que el perfecto origen de la auténtica felicidad hace más de dos mil años se nos dio en una profunda reflexión llena de esperanza y de justicia, fundamentada en perfectísimas virtudes de índole espiritual. Aquí, se encuentra la clave de la felicidad, en Mateo 5: 3-12 voy a describir cada versículo para entrar en la hondura de la preciosa sabiduría escondida en forma de metáfora; comienzo con el versículo de Mt, 5:3 felices los que tienen el espíritu de pobre, porque de ellos es el reino de los cielos. Todos aspiramos el cielo. Durante el peregrinar de nuestra vida en este mundo somos forjados en el dolor, éste, le viene a dar un sentido enriquecedor a la vida. El alma que recibe y acoge con docilidad, gratitud las contrariedades y además las ofrece o intercambia por un beneficio universal de la humanidad, esto tiene un sentido noble poderosísimo que redunda en grandes bendiciones en el alma que lo ofrece.
El espíritu de pobre radica en la humildad, la humildad visualiza las joyas escondidas en lo adverso de lo cotidiano de la vida, junto con la promesa de una felicidad duradera y eterna en la unión con Dios.
4: felices los que lloran, porque recibirán consuelo. Promesa de felicidad para todos aquellos que hemos llorado víctimas de la injusticia, corrupción, impunidad etc. Sufrimos una impotencia que nos dejó heridas que se llevan hasta la tumba. Es vital enfocarnos nuevamente en la profundidad de esta promesa, existe una ciencia preciosísima de paz interior, amor, salud, bienestar, libertad de espíritu, divinas; para quienes, con la humildad de su alma, confirman en su vida el versículo anterior. Existen muchos pensamientos, refranes, filosofías los cuales nos invitan, exhortan a ver con los ojos del creador, las grandes oportunidades de crecimiento interior; aún en las más irreparables pérdidas, enfermedades, etc. El ser humano se va transformando delicadamente en un esplendoroso diamante gracias a las virtudes que desarrolla en el sufrimiento.
Para los que tenemos hambre y sed de justicia humana, basta contemplar la pasión de Cristo para identificarnos con él en cualquier escenario antagónico de nuestra vida. Lo sorprendente de esta pasión, es la purificación de nuestra alma, la cual comienza a ser limpiada, embellecida con las dignidades de la comprensión, aceptación, misericordia, amor, perdón y más. Nos maravillamos que por nada del mundo cambiamos esta hermosura de noblezas que nos transmiten salud psicológica y física. Aprendemos que normalmente en la dimensión del reino de Dios, aparentemente los malos tampoco pagan, sin embargo, no se escapan de otro tipo de justicia divina del todo poderoso, «el juicio final». Dios ha decretado: “felices los que lloran porque serán consolados”, con la sanación de sus heridas, gracias a la misericordia, el amor, el perdón. Confortados con las grandes bendiciones en salud del alma y del cuerpo. Tranquilizados con la metanoia intelectual, espiritual y escuelas de sabiduría en la que somos convertidos gracias a las dolientes y edificantes contrariedades de la vida. Identificamos que ya no somos víctimas, sino grandes protagonistas de nuestra propia historia y del mundo. Mayores informes www.grandezaydignidad.org , You Tube canal “Mundo Católico” programa “Testigos de la Verdad”, You Tube canal Rosa María Ordaz, Instagram rosa_m_ordaz, Twiter @RosaMariao65123, Facebook Rosa María Julia Ordaz, Spotify Rosa María Ordaz.