PEDIR PERDÓN EL ESPLENDOR DEL ALMA

(Por Rosa María Ordaz)

Estoy seguro de que siempre habrá quien entienda la dicha de perder por ganar, de darse para encontrarse, de amar con grandeza de alma. (A. Llano)  

Se han escrito un sin número de obras relacionadas con el perdón, de la misma forma desarrollado una gran diversidad de terapias, para ayudar a lograr al ser humano a que pueda perdonar. En lo personal  como articulista promotora de este gran valor, reconozco haber puntualizado más en  el acto de perdonar.

Hoy quiero profundizar y aclarar la grandiosidad  que existe en el alma en el acto de pedir perdón junto con la persona que lo realiza. El acto de perdonar así como el de pedir perdón perfeccionan al hombre en su Ser. Para poder otorgar un perdón el alma ha sido acrisolada en etapas de purificación o acrisolamiento, esta etapa es el estado del sufrimiento acompañado del sinsentido.  El segundo nivel es la etapa de la iluminación o alumbramiento una nueva la luz ilumina el entendimiento humano para darle razón de ser al acrisolamiento y al sinsentido por el que ha vivido la persona. La tercera etapa es el de la unión, o, la comunión del ser humano y su alma con una realidad de carácter divino, la fusión espiritual con un Ser Supremo. Después de pasar por este proceso aleccionador el hombre reconoce que necesita esta escuela de adiestramiento para ser fertilizado en excelencias. En mi artículo anterior titulado “Proyecto de vida interior” (puede consultarlo en mi web www.grandezaydignidad.org ) describo cuidadosamente los estados y niveles necesarios puntualizados anteriormente por los que el Ser debe pasar, con el fin de alcanzar su consolidación humana.

Ahora profundicemos las extraordinarias palabras “perdóname o, me perdonas” hay un valor y verdad esplendorosa en dichos vocablos; ¿Por qué refiero el enunciado verdad esplendorosa? Porque un valor, una virtud, una dignidad es real y es verdad: la verdad nos dirige hacia la libertad interior. Cuando empleamos el término anti valores, nos referimos a algo que nos empobrece, minimiza y deteriora como personas, significa entonces que no es bueno para nosotros pues nos orienta hacia el vértigo, desestabiliza nuestro patrimonio moral. Descubrimos que un  anti valor esta asentado en la falacia.

La  actitud de pedir perdón, distingue el alma con una capacidad de amar única, nos evidencia su pedagogía reconciliadora de conquistar a través de su bondad y su alegría para hacer sentir bien a los demás; alegría que irradia por haber reencontrado su intensidad humana e integridad en el amor. No hay espacio en su interior para sentirse humillada, siempre se sentirá superada; sabe que el perfecto amor expulsa fuera de su esencia todo temor. La persona y el alma no quieren ser causa de tristeza o herida en ningún espíritu humano. Anhelan construir y promover al mismo tiempo la capacidad de amar, comprender y perdonar en el hombre. Aquí el alma resplandece, irradia, contagia  todo lo que está en su torno gracias a la fragancia de su perfección. Mayores informes www.grandezaydignidad.org rosym95@hotmail.com  Rosa María Orda You Tube

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