ESPÍRITUS JÓVENES, VIDAS EN PLENITUD A LA LUZ DEL AMOR DE LA CRUZ.

(Por Rosa María Ordaz)

* No soy mi cuerpo; soy más espíritu, el cual es inmune al dolor y a la vejez, éste se renueva y resucita en la medida en que me libero de mis propios condicionamientos. (Rita Levi Montalcini premio nobel de Medicina)

Los científicos dedicados al estudio del hombre, el comportamiento humano; convergen: el amor tiene el poder de sanar, cambiar, transformar nuestra biología mediante lo que pensamos y sentimos. La forma en que interpretemos la vida o cada evento de nuestro existir; es como la memoria de mi conciencia. La bioquímica de nuestro cuerpo es la suma de nuestras emociones, las emociones están vinculadas con el alma, el espíritu; éste último al sistema nervioso central y al sistema inmunológico. En sentido de metáfora nuestro espíritu es, o podría ser inmune a la entropía, enfermedad, vejez, maldad etcétera. El estado del alma es consecuencia de la asimilación de nuestros sentimientos.

Actualmente varios países incluyen comisiones científicas de carácter espiritual, para constatar los efectos de esta virtud; traducidos en Dios, fe, confianza, esperanza, valores, ética… en la salud de las personas.

Aquí se contactan los eruditos de todo el mundo, los cuales además trabajan en la medicina bio-psico-social; ellos estudian los procesos de sanación en pacientes con los cuales se aplican técnicas de oración es decir orar, rezar por los enfermos. Mi experiencia como voluntaria en hospitales ratifica que los médicos y enfermeros, se apoyan y necesitan de las personas expertas en virtudes de índole espiritual, para acompañar a los pacientes e instruirlos en la meditación, reflexión de su enfermedad o  negación a la misma; así como en la contemplación de su propia y profunda verdad relacionado a una enfermedad terminal, del dolor por el que están viviendo; lo conectan a un  amor y solidaridad de alguien que amó, con una empatía sin igual haciendo suyo el padecer de ellos. Esto da un sentido de trascendencia a lo inaceptable de sus vidas. Aprender del desafío, la sabiduría del hijo del hombre en su “hágase tu voluntad y no la mía”. La voluntad de Dios no es que suframos, sino que aceptemos lo ilógico. Hay una plenitud latente en cada momento de nuestro existir, invitando a descubrir una inteligencia esplendorosa a encontrar el desapego a lo humano y material. Cuanto más me confirmo en mi identidad espiritual más libre y feliz soy.

No soy mi cuerpo; soy más espíritu, el cual es inmune al dolor y a la vejez, éste se renueva y resucita en la medida en que me libero de mis propios condicionamientos. He aquí la culminación gloriosa de la expresión del Ser eterno confirmado por Einstein y Rita Levi Montalcini premio nobel de medicina. Mayores informes www.grandezaydignidad.org Rosa María Ordaz You Tube, “el esplendor de la palabra” IVOOX Rosa María Ordaz, You Tube Rosa María Ordaz “Mundo Católico” Facebook Rosa María Julia Ordaz, Instagram rosa_m_ordaz, Twitter @RosamariaOrdaz5.

 

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