DESGASTE ENERGETICO, ENFERMEDAD DEL SIGLO

(Por Rosa María Ordaz)

 

Está de moda el expresarse en términos excéntricos, por ejemplo: la física del alma, inteligencia ecológica, etcétera. Actualmente la semántica que le confieren los grandes humanistas a las nuevas ciencias relacionadas con el ser humano, hace que nos sintamos atraídos hacia ellas. ¿Nos parecen más llamativas o extrañas?

Ha escuchado usted hablar del fuerte desgaste energético que tenemos la mayoría de las personas, debido a la falta de información y formación en temas de desarrollo humano, vinculados a una vida rica en valores. Hoy, los expertos en el tema han descubierto la enorme e impactante energía que gastamos, perdemos o derrochamos por las preocupaciones, algunas veces intrascendentes o trascendentes de la vida; las cuales nos roban la paz, salud y lo más vital la energía.

Para cada persona sus problemas son enormes, los magnifica de acuerdo a la percepción de su madurez emocional o espiritual. Esto no significa que la pérdida de un ser querido, una enfermedad terminal, o situaciones de índole laboral, moral, económica, no ameriten en su totalidad nuestra concentración, o, nos roben hasta el sueño. Precisamente a este punto y grado llegan a afectarnos las contrariedades de nuestros destinos. Además, es a lo que se refieren los autores de esta nueva modalidad de el “desgaste energético” del tema, por ello, lo sintetice en este artículo.

Otro desgaste energético también alude a un ego que no puede vivir sin el control. Inconscientemente por naturaleza queremos controlar todo, principalmente las relaciones, en un sentido negativo; en ellas a los cónyuges, los hijos, las amistades, las circunstancias. Necesitamos identificar hasta donde nuestro sentido de responsabilidad nos permite ser protectores y formadores sin dañar a las personas y a nosotros mismos. Es satisfactorio creer que todo está bajo control.

Lamentablemente sin darnos cuenta vivimos en continua zozobra, dependientes de lo que controlamos, terminamos a merced del supuesto dominio, ese aparente poder se apodero de nosotros. Tal, es el caso de una enfermedad o emoción llamada resentimiento, nos auto flagelamos con el rencor, cavamos la propia tumba. Pareciera que nos volvemos adictos al victimismo. Por ignorancia, el dolor se convierte en una droga sin la cual no podemos vivir. ¡Que absurdo! Es una cruda realidad. Deseo que mi escrito despierte su conciencia y descubra que un desgaste energético en nuestras vidas aparte de aniquilarnos, nos roba una de las virtudes más poderosas, la cual se nos entrega como un precioso regalo en cada adversidad; me refiero a la creatividad. Bendita sea la creatividad, al trascender una desdicha a la sabiduría de su dardo doliente, puedo superar, ascender y renacer a la libertad, en ello, a recuperar mi energía y salud gastadas. He vencido mi propio desgaste

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