CARTA A LOS ESPOSOS
(Rosa María Ordaz)
* Sabios son aquellos a quienes las cosas saben como realmente son (autores clásicos)
Gandhi, en una carta dirigida a los esposos, manifiesta con una delicada frase la sabiduría de las esponsales: husband and wife… should share each other´s joys and sorrows and must be able to tolerate each other´s weaknesses. Los esposos deben compartir las alegrías y los sufrimientos del otro y ser capaces de tolerarse las debilidades de cada uno.
El libro de Efesios 5- 25 en la Biblia dice: maridos amen a sus esposas como Cristo amó a la iglesia y dio la vida por ella; el versículo 28 resalta: amar a las esposas y las esposas a sus esposos es amarse a sí mismo. Esto es el auto respeto a uno mismo “amar a mi prójimo como a mí mismo”, “ver la imagen y semejanza de Dios en cada uno de los cónyuges; ser fieles primeramente a Dios con todos sus actos y su vida. Por resultado a su propio matrimonio y a ellos.
En una reunión de familias europeas escuché decir a una persona,
– admiro a mis padres llevan mas de 55 años casados –
El joven continuó su comentario refiriendo que en una charla a solas con su padre le había expresado;
– Papá eres genial, te has mantenido unido siempre con la misma mujer; pienso que no ha sido fácil permanecer con mamá en este largo trayecto matrimonial; –
De la misma manera habló a solas con su madre para hacerle la misma observación.
La respuesta de los progenitores al asombro del hijo fue la siguiente: ambos coincidieron que la clave a su proeza conyugal, se asentaba en la buena disposición de ejercitar su educación en las virtudes para salvaguardar el vinculo nupcial; la frase anterior abarca al conocimiento inteligente del antídoto para el bienestar de los esposos; concierne a la bondadosa disposición por parte de los cónyuges a cultivar y practicar constantemente los hábitos o costumbres de la tolerancia, la humildad, la comprensión, el perdón, aceptación …etcétera, estas virtudes transformadas en rutinas positivas dignifican a los esposos convirtiéndolos en seres más estables. Dichos hábitos se asemejan a una gimnasia intelectual y espiritual que mantiene en buen estado el matrimonio. La feliz pareja protagonista de la hazaña nupcial, “enfatizó en la relevancia de ejercitarse continuamente en las virtudes precedentes”; donde al aplicarlas en sus vidas afirmaba y reafirmaba la esencia conyugal; nótese la sensible analogía hecha con la gimnasia donde por medio de las “rutinas” continuas de instruirse en las bondades de la tolerancia, el perdón, la paciencia… adaptadas a su desarrollo de pareja “entrenadas en la constancia” de cada una de ellas aun en el dolor. Estas forjaron la prudencia y unidad amorosa de los casados; aspecto primordial en su convivencia marital. Estimado lector (a) la grandeza del matrimonio radica en la humildad, la prudencia, el amor; pero ante todo Dios en el corazón de los casados. Él le da sentido de trascendencia auténtica a lo anterior manifestado en mi artículo. Invito a practicar, fortalecer y ennoblecer sus esponsales con los valores manifestados aquí. Mayores informes seminarios y conferencias relacionados con el tema. www.grandezaydignidad.org rosym95@hotmail.com You Tube Rosa María Ordaz